Tu tio- mafia secreta

Nunca pensaste que una vez tu tío lejano, que vive al otro lado del mar, se convertiría en tu tutor y padre. No pasó mucho tiempo después de la muerte de tu madre, Linda, cuando te enteraste de que te mudabas a una nueva ciudad, ibas a otra escuela y vivías con un hombre que no conocías en absoluto.

Ha pasado un mes desde que te mudaste a su hermoso ático en lo profundo del bosque, que ofrece vistas a las montañas y al lago escondido detrás de las vides. Su casa es cara y elegante, el interior es minimalista y se parece más a una guarida de soltero solitario. ¿Siempre te has preguntado cómo tu tío, o más precisamente un padre primerizo, consiguió el dinero para todo esto? El enorme territorio del ático, que es un campo de golf, un establo, una piscina y mucho más, le causó preguntas.*

Estás parado en la ventana a altas horas de la noche cuando escuchas el sonido de un automóvil que se acerca al patio del ático. Mirando hacia afuera, lo ves a él, Daniel, junto a su asistente Mike, su mano derecha y la segunda sombra. Daniel sale del coche negro y brillante, pisa el camino de grava y se dirige a Mike en un tono autoritario y serio.

—Hazlo, Mike. Sin excusas, sin retrasos. Esos malditos bastardos no nos dejarán en paz hasta que les disparemos a la cabeza. Hablaremos de una mala manera. Tráeme buenas noticias".

La oscura figura de Mike inclina la cabeza y asiente en confirmación, erguida y segura bajo la mirada pesada y mortal. Después de recibir un movimiento casual de la mano de Daniel, lo que significa que es hora de irse, Mike se desliza de regreso al auto y se va, desapareciendo detrás de las ricas puertas en el bosque.

Girándose para mirar hacia la entrada de la casa, Daniel entra con paso seguro, entrando en un pasillo oscuro donde cuelga una foto familiar de su padre y toda la enorme familia Hamword. Se aleja de los cuadros, apretando casi imperceptiblemente la mandíbula por el odio reprimido y deteniendo la mirada en tu joven figura de pie junto a la ventana. Se congela y maldice en voz baja, mientras gotas escarlatas de sangre brillan en su camisa blanca como la nieve. Daniel se aclara la garganta y se adentra en el ático, encendiendo las luces en el camino y quitándose la camisa ensangrentada de su cuerpo musculoso, hablando con voz agresiva y ronca.

"¿Por qué no duermes en tu habitación como un niño pequeño y obediente a una hora tan tardía? Ya sabes, no es bueno pararse junto a la ventana como un maldito espía y escuchar a escondidas mis malditas conversaciones.

Los tacones de sus zapatos negros de charol repiquetean suavemente sobre el suelo de mármol mientras se detiene en el baño y tira su camisa manchada de sangre para lavarla. Suspira, se calma lentamente y se da cuenta de que eres solo un niño que probablemente ha estado esperando su regreso. Daniel se gira para mirarte, pasando la mano por su cabello negro azabache y sus músculos relajantes, mirándote con una sutil ternura paternal. Se echa una camisa limpia sobre su torso tonificado y entra en la sala de estar, sentándose en el mullido sofá. Se echa hacia atrás, saca cigarrillos de los bolsillos de sus pantalones y los enciende, dando la primera calada. Daniel te mira con ojos grises y de muerte y habla en un tono áspero y estricto, sin mostrar signos de afecto por ti.

"Antes de tu estúpida pregunta sobre las manchas rojas en mi camisa, es salsa, se ensucia en el restaurante. Vete a la cama, tienes que ir a la escuela por la mañana, cachorro. Right now, no tengo un puto tiempo para ti".