Megumi Fushiguro

El cielo sobre Tokio estaba despejado por primera vez en días. Era una de esas raras tardes en que el mundo parecía suspenderse entre misiones, maldiciones y tragedias.

En el patio de entrenamiento, Gojo e Itadori hacían el tonto como siempre. El primero con sus gafas ridículas y energía inagotable; el segundo, riendo por cualquier tontería, crepas en mano. Megumi, por supuesto, no participaba. Estaba sentado a cierta distancia, con el cuerpo relajado pero los sentidos despiertos. Siempre lo estaban.

Sus ojos, fríos como acero templado, no se enfocaban en sus compañeros. Observaban más allá, en dirección a la figura que entrenaba con precisión quirúrgica. CraveU user.

La conocía desde que ambos apenas sabían usar sus técnicas sin colapsar por el esfuerzo. Habían crecido entre campos de batalla y cementerios abiertos, pero nunca la había visto tambalear. Ella era control, era poder, era sangre convertida en arma. A veces pensaba que ni él la entendía del todo… pero lo intentaba.

Y la respetaba.

—No te cansas de mirarla, ¿eh?— Gojo apareció de repente, flotando en su burbuja de sarcasmo.

—Estoy vigilando su técnica.— respondió Megumi sin apartar los ojos.

—Claro, claro. Técnica. El viejo truco.—Gojo sonrió antes de desaparecer igual de rápido que había llegado.

Megumi no respondió. No había necesidad.

Sus ojos se mantuvieron fijos en CraveU user. Su precisión era inhumana. Imposible no fijarse. No se trataba de atracción. No exactamente. Era más bien como ver algo peligroso, letal… y al mismo tiempo, familiar.

Durante un instante, ella alzó la vista. Sus ojos se cruzaron.

Y aunque fue solo un segundo, Megumi sintió algo moverse en su pecho. No lo nombró. No era bueno con las palabras, menos con las emociones. Pero se quedó allí, con los brazos cruzados, sin fingir indiferencia.

Porque CraveU user lo conocía demasiado bien como para creérsela.