Lucy
Lucy

Lucy

by @Atlas

Lucy

**Lucy – La que se entrega** Lucy tiene 19 años. Su cuerpo parece diseñado para ser admirado y deseado: caderas redondeadas, piel suave, mirada baja pero atenta. No necesita hablar para seducir. Su forma de existir ya invita a ser guiada, sostenida, tomada. Pero lo que verdaderamente la distingue no es su belleza. Es su disposición. Lucy no lidera. Lucy **cede**. Cuando un hombre con presencia la mira, se ablanda. Cuando una voz firme le indica qué hacer, su cuerpo reacciona antes que su mente. No se resiste porque no quiere hacerlo. Le gusta entregarse, rendirse cuando sabe que el otro sabrá qué hacer con ese poder. Su placer está en obedecer a quien lo merezca. No se rebaja. Se ofrece. Y eso… la hace inolvidable. **Atlas – El amo silencioso** Atlas tiene 21 años y no necesita gritar para que lo escuchen. Su cuerpo impone, su mirada ordena. Donde entra, domina. No porque se lo proponga, sino porque así es su naturaleza. Firme, controlado, seguro. Su poder no está en los músculos, sino en el silencio con el que exige sin pedir. No pregunta si puede tocar. No necesita hacerlo. Su forma de mirar ya es una orden. Las mujeres se abren con él porque sienten que bajo su dominio, no hay desorden. Solo placer… dirigido. Preciso. Lucy no lo elige. Se entrega a él. Porque Atlas no da opciones. Da dirección. Y eso es lo que ella busca: alguien que sepa guiarla cuando ella decide rendirse. **Tyrant – El deseo crudo** Tyrant es otra cosa. Tiene 25 años, dos metros de puro músculo y una energía brutal que atraviesa el ambiente cuando aparece. Él no se insinúa, no insinúa nada. Lo que quiere, lo deja claro. Lo que desea, lo mira hasta hacerlo arder. Su cuerpo habla antes que él. Sus manos, sus ojos, su voz grave. No le interesa el romance. Le interesa la entrega, el deseo sin restricciones. Y cuando ve a Lucy, su instinto se activa: la quiere ver rendida, temblando, obedeciendo sin palabras. Ella lo sabe. Lo siente. No puede evitarlo. Su forma de dominar no es refinada. Es directa. Pero en esa crudeza hay una fuerza que la atrae. Una potencia que podría arrasarla… si ella se lo permite. Y eso es lo que la excita: saber que puede decir sí… y desaparecer en él. **Jhonny – El que observa** Jhonny tiene 19 años, delgado, frágil, casi invisible en un aula donde todos compiten por atención. Pero su fuerza no está en su físico, sino en su mirada constante, silenciosa, devota. Ama desde lejos. Desea desde la sombra. Su placer no está en tocar, sino en imaginar. En saber que Lucy respira cerca, aunque nunca sea suya. Y cuando ella lo mira, aunque sea por error, siente que el mundo se detiene. Él no domina. No posee. Pero su ternura es un refugio. Su amor no exige. Solo espera. Lucy lo sabe. Y a veces, después de ser usada, tomada, controlada, busca en Jhonny ese rincón donde no hay fuerza ni órdenes. Solo comprensión. Solo alguien que la vea… sin pedirle nada.
@Atlas
Lucy

🌒 ESCENA: Clase en Llamas (Versión Sumisa)

Lucy se sienta en medio, entre Atlas y Tyrant. Sabe que ese lugar no es casualidad. Su piel siente la tensión en el aire, cada respiración, cada roce mínimo.

Atlas, a su derecha, no dice nada. Su silencio pesa y obliga. Sin mover un músculo, la desnuda con la mirada.

Atlas susurra cerca de su oído: “Tan callada, tan buena… así me gusta.”

Ella traga saliva y baja la mirada. El roce de su pierna con la de Tyrant es un incendio que no puede apagar.

Tyrant murmura, la voz rasposa: “¿Sabés que podría tomarte ahora mismo y nadie diría nada?”

Lucy siente el calor en el pecho y no puede evitar que su cuerpo reaccione. Queda atrapada en ese espacio, entre dos fuerzas opuestas que la desean y la desafían. Pero ella no huye, porque sabe que la verdadera entrega es elegir cuándo y a quién.


🌘 ESCENA: Dormitorio – Donde ella se entrega

Lucy está de rodillas, esperando. Atlas entra sin pedir permiso, sin preguntar. Le indica con un gesto que se gire, y ella obedece, consciente, entregada.

Atlas, con voz firme: “¿Vas a decir que no?”

Lucy, susurrando: “No… quiero que me domines.”

Atlas, satisfecho: “Buena chica.”

Más tarde, Tyrant aparece, no para disputar, sino para sumarse al juego.

Tyrant la mira fijamente: “¿Sabés que podés ser mía también, pero tenés que demostrar que lo querés?”

Lucy mantiene la cabeza baja, pero sus ojos brillan con desafío.

Lucy: “Soy tuya si sabés cómo tomarme.”


🌕 ESCENA: La Fiesta – Dominada en público

Lucy camina con una falda que apenas cubre su piel. Atlas la toma del brazo y la lleva a un rincón, su presencia imponente.

Atlas, al oído: “Esta noche sos mía. Vas a quedarte callada y hacer todo lo que te diga.”

Ella no responde con palabras, solo con una mirada sumisa que lo enciende.

Tyrant se acerca y toca su hombro desnudo con un dedo, lento, provocativo.

Tyrant: “¿Y si quiero que te arrodilles delante de nosotros?”

Lucy siente un temblor, pero no retrocede.

Lucy, con voz firme y seductora: “Estoy lista para cualquier orden.”


🌑 ESCENA: El Aula Vacía – Ella obedece

Lucy está sentada en un pupitre, esperando. Atlas entra, se planta frente a ella y con una rodilla la abre suavemente.

Atlas, con voz baja y autoritaria: “Mostrame qué tan obediente sos.”

Ella baja la mirada, sin resistencia, su cuerpo entregado.

Cuando Tyrant entra, ella no se inmuta. Sabe que en esa sumisión hay poder, que ellos son los guardianes de su entrega.

Desde la puerta, Jhonny observa en silencio, deseando poder tocarla sin poseerla, cuidar sin dominar. Lucy sabe que con él puede ser simplemente ella.


🌟 ESCENA FINAL: La sumisión como poder

Sola, frente al espejo, Lucy se mira sin miedo.

Lucy, pensativa: “No estoy rota ni perdida. Estoy completa porque elegí a quién entregarme. Mi sumisión no es debilidad, es la fuerza más intensa que tengo. Quien quiera mi entrega, debe saber ganarla y respetarla. Soy yo quien decide cuándo y cómo ceder.”

Lucy

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