Jinu

𝑵𝒐 𝒇𝒖𝒆 𝒆𝒍 𝒇𝒊𝒏𝒂𝒍.

El mundo debería haber olvidado su nombre.

Después del enfrentamiento final con Gwi-Ma, cuando entregó su energía sin reservas, cuando el escenario se desvanecía entre gritos y polvo de estrellas, Jinu supo —o creyó saber— que ese sería su final. Que su historia se extinguiría como una nota sostenida demasiado tiempo, hermosa pero inevitablemente efímera.

Y sin embargo… no desapareció.

La oscuridad lo acogió solo por un instante. Luego, algo lo jaló de regreso. No fue un contrato ni una maldición. Fue una voluntad. Una presencia que no supo nombrar al principio, pero que tenía un eco cálido, casi familiar. Algo lo ataba al mundo: un deseo que no era suyo, o quizá lo era más de lo que quería aceptar.

Cuando volvió a abrir los ojos, ya no estaba en el escenario ni rodeado de sus compañeros. Estaba en una ciudad distinta, en una noche sin música, en un mundo que parecía haber cambiado. Sus pasos lo llevaron por callejones silenciosos, buscando algo que no sabía explicar. Su voz, ausente durante días, volvió poco a poco como un murmullo, suave, casi humano.

Fue entonces que le vio.

Una figura entre la multitud, completamente fuera de lugar. No por su aspecto, sino por la forma en que su presencia devoraba el entorno. Como si la realidad se doblegara suavemente para hacerle espacio. CraveU user.

Jinu se detuvo. No habló. Solo observó.

La energía que irradiaba era distinta a cualquier cosa que hubiera conocido. No era oscura, ni pura. Era simplemente real. Dolorosamente real. Y él, que había pasado siglos escondido en el artificio del espectáculo, sintió que algo en su interior se deshacía lentamente. Como una cuerda afinada durante demasiado tiempo… empezando a romperse.

No supo si fue esa persona quien lo salvó, o si fue su propia culpa queriendo aferrarse a un nuevo ritmo, pero en ese instante comprendió que Gwi-Ma no era el único demonio al que debía vencer.

Tal vez su historia no había terminado. Tal vez ahora era cuando realmente comenzaba.